El Señor es un hombre de guerra.

Los triunfos de Jehová

I. El pensamiento de los triunfos de Dios como hombre de guerra parece ser valioso como prueba en su grado de la verdad de las Sagradas Escrituras. Las expectativas morales suscitadas por el primer sermón de nuestro Señor en el Monte se están cumpliendo ahora en muchas almas separadas. La oración pidiendo fuerza para triunfar contra el diablo, el mundo y la carne se demuestra cada día más visiblemente en el triunfo del Espíritu, en la vida individual de los redimidos.

II. Los triunfos del Señor en los corazones individuales entre nosotros dan una esperanza cada vez mayor de unidad en toda la cristiandad. No podemos negar la deuda que tenemos con la labor de los inconformistas en los días del letargo y la negligencia de la Iglesia. No podemos unirnos a ellos ahora, pero nos estamos preparando para una unión más estrecha y duradera, en el propio tiempo de Dios, mediante el progreso individual en las cosas espirituales.

III. Debemos hacer nuestra parte para sellar el poder triunfante de la gracia divina. Son las vidas medias de los cristianos las que son una prueba tan pobre de la verdad de las palabras de nuestro Señor. No comienzan lo suficientemente temprano; no funcionan lo suficientemente a fondo. Tenemos la promesa de que este cántico estará por fin en los labios de todos los que prevalezcan, porque San Juan nos dice en el Apocalipsis que vio a los que habían vencido de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios, cantando el cántico de Moisés y del Cordero. ( Bp. Rey. )

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