Tu propia maldad. - La tensión es ahora de un estado de ánimo superior, y se eleva desde lo local y temporal a la eterna ley de la retribución. El castigo es la consecuencia natural de los pecados. Nuestros "vicios agradables" se convierten en "látigos para azotarnos". Las “reincidencias” de Israel, al cortejar el favor de estados extranjeros adoptando su credo y adoración, la involucrarán en calamidades siempre nuevas.

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