Nuestra agua ... nuestra madera. - El punto de la queja radica en el pronombre posesivo. Los conquistadores caldeos estaban en posesión del país, y las mismísimas necesidades de la vida, que habían sido consideradas como propiedad común de todos, sólo podían obtenerse por dinero. En el hebreo de la primera cláusula el hecho aparece aún más enfáticamente: Nuestra agua viene a nosotros por dinero. Algunos comentaristas han referido las palabras a los sufrimientos de los exiliados en Egipto, pero el contexto encaja mejor con la idea de las dificultades de los que quedaron en Judá.

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