Pasando por en medio de ellos. - Las palabras no implican necesariamente una liberación directamente sobrenatural, como si la multitud hubiera sido herida de ceguera o nuestro Señor se hubiera vuelto invisible. No tenemos derecho a insertar milagros en los registros del Evangelio. La calma, el silencio, el poder moral de la justicia propia tienen en sí mismos un poder, a menudo probado, para desconcertar la furia de una turba enfurecida.

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