Versículo 13. No quiero que seáis ignorantes... En lugar de εχομεν, tener, θελομεν, desear, es la lectura de ADEFG, muchos otros, además del árabe, el etiópico, el armenio, algunos del eslavo, la Vulgata y la Itala, con muchos de los padres griegos. Esta es sin duda la verdadera lectura: Hermanos, no quiero que seáis ignorantes; o, no quiero que seáis inexpertos.

Probablemente éste era uno de los puntos que faltaban en su fe, y en el que deseaba ir a Tesalónica para instruirlos.

Los que duermen... Es decir, los que están muertos. Se supone que el apóstol había oído que los tesalonicenses seguían lamentándose por sus muertos, como hacían en general los paganos que no tenían esperanza en la resurrección del cuerpo; y que habían estado desconcertados en cuanto a la doctrina de la resurrección. Para enderezarlos en este importante tema, les entrega tres importantes verdades:

1. Afirma, como lo había hecho antes, que los que murieron en el Señor deben tener, en virtud de la resurrección de Cristo, una resurrección para la vida eterna y la bendición.

2. Hace un nuevo descubrimiento, que la última generación no debe morir en absoluto, sino que será cambiada en un momento a inmortal.

3. Añade otro nuevo descubrimiento: que, aunque los vivos no mueran, sino que sean transformados, los muertos deben ser resucitados primero, y ser hechos gloriosos e inmortales; y así, en cierta medida, tener la preferencia y la ventaja de los que entonces se encuentren vivos. Ver Dodd.

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