Versículo Gálatas 3:29Y si sois de Cristo... O, como leen varios buenos MSS, si sois uno en Cristo. Si todos vosotros habéis recibido la justificación por medio de su sangre, y la mente que estaba en él, entonces sois la simiente de Abraham; sois esa posteridad real y espiritual de Abraham, esa otra simiente, a la que se hicieron las promesas; y entonces herederos, según esa promesa, siendo aptos para el descanso que queda para el pueblo de Dios, esa herencia celestial que fue tipificada por la Canaán terrenal, incluso para los judíos.

1. Los gálatas, al parecer, habían comenzado bien, y por un tiempo corrieron bien, pero permitieron que Satanás los estorbara, y se detuvieron lejos del premio. Cuidémonos de los maestros que quieren apartarnos de la confianza en Cristo crucificado. Por escuchar a los tales, los gálatas perdieron su religión.

2. La tentación que nos desvía puede ser tan repentina como exitosa. Podemos perder en un momento el fruto de toda una vida. Cuán frecuentemente ocurre esto, y cuán pocos lo toman en cuenta. Un hombre puede caer por medio de su entendimiento, así como por medio de sus pasiones.

3. Qué extraño es que se encuentre algún reincidente, que alguien que una vez sintió el poder de Cristo se desvíe alguna vez. Pero es aún más extraño que alguien que lo ha sentido, y que ha dado en su vida y en su conversación plena prueba de que lo ha sentido, no sólo lo deje escapar, sino que al final niegue haberlo tenido, e incluso ridiculice una obra de gracia en el corazón. Tales casos han aparecido entre los hombres.

4. El pacto judío, cuya señal era la circuncisión, se anula, aunque el pueblo con el que se hizo aún se conserva, y conserva el rito o señal. ¿Por qué, pues, habría de anularse la alianza? Esta pregunta admite una doble respuesta.

1. Este pacto fue concebido para durar sólo un tiempo, y cuando llegó ese tiempo, habiendo envejecido, se desvaneció.

2. Se anuló mucho antes, por falta de cumplimiento de las condiciones.

El pacto no establecía simplemente: os circuncidaréis y observaréis todos los ritos y ceremonias de la ley, sino que amaréis al Señor vuestro Dios con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, y a vuestro prójimo como a vosotros mismos. Esta condición, que era el alma misma del pacto, fue universalmente quebrantada por ese pueblo. ¿Por qué se extrañan, pues, de que Dios los haya desechado? Sólo Jesús puede restaurarlos, y a él siguen rechazando. A nosotros el nuevo pacto nos dice lo mismo: Amaréis al Señor, si no lo hacemos así, también nosotros seremos desechados. Ten cuidado, no sea que el que no perdonó a las ramas naturales, no te perdone a ti; por tanto, aprovecha la bondad y la severidad de Dios.
 

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