Versículo 8. El que siembra para su carne... De la misma manera, el que siembra para la carne -que satisface sus apetitos sensuales y animales- tendrá como cosecha la corrupción: no puedes esperar llevar una mala vida e ir al cielo al final. Según sea tu vida presente, así será tu vida eterna; si tu siembra es para la carne o para el Espíritu, así será tu cosecha eterna. Sembrar, aquí, significa tramitar los asuntos de la vida natural del hombre. Cosechar, significa su disfrute o castigo en el otro mundo. Probablemente por carne y Espíritu el apóstol se refiere al judaísmo y al cristianismo. La circuncisión de la carne era el rito principal del primero; la circuncisión en el corazón, por el Espíritu, el rito principal del segundo; de ahí que el uno pueda haber sido llamado carne, el otro, Espíritu. El que rechaza el Evangelio y confía sólo en los ritos y ceremonias de la ley para la salvación, cosechará una decepción y una miseria sin fin. El que confía en Cristo y recibe los dones y las gracias del Espíritu Santo, cosechará la vida eterna.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad