Porque el que ahora siembra para la carne, sigue los deseos de la naturaleza corrupta. De aquí en adelante será de la carne - De esta misma semilla. Cosechar la corrupción - Muerte eterna. Pero el que siembra para el Espíritu, que sigue su guía en todo su temperamento y conversación. La voluntad del Espíritu: por la gracia y el poder gratuitos de Dios, cosechará vida eterna.

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