Versículo 14. Porque somos hechos partícipes de Cristo... Habiendo creído en Cristo como el Mesías prometido, y abrazado todo el sistema cristiano, fueron consecuentemente hechos partícipes de todos sus beneficios en esta vida, y con derecho al cumplimiento de todas sus grandísimas y preciosas promesas relativas a las glorias del mundo eterno. Lo primero lo poseían realmente, lo segundo sólo podían tenerlo en caso de su perseverancia; por eso el apóstol dice: Si mantenemos firme el principio de nuestra confianza hasta el fin, es decir, de nuestra vida. Porque nuestra participación en la gloria depende de que continuemos firmes en la fe, hasta el final de nuestra carrera cristiana.

La palabra υποστασις, que aquí traducimos confianza, de υπο, bajo, y ιστημι, colocar o sostener, significa propiamente una base o fundamento; aquello sobre lo que se construye otra cosa, y por lo que se sostiene. Su fe en Cristo Jesús era esta hipóstasis o fundamento; sobre ella se edificaba toda su paz, consuelo y salvación. Si esto no se mantuviera firme hasta el final, Cristo, en sus influencias salvadoras, no podría mantenerse firme; y sin Cristo, no hay cielo. El que tiene a Cristo en él, tiene la esperanza bien fundada de la gloria; y el que se encuentra en el gran día con Cristo en su corazón, tendrá una entrada abundante en la gloria eterna.

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