Verso Hechos 2:11.

Cretas... Nativos de Creta, una isla grande y notoria en el Levante, o parte oriental del Mar Mediterráneo, ahora llamada Candia.

Árabes... Nativos de Arabia, un conocido país de Asia, que tiene el Mar Rojo al oeste; el Golfo Pérsico al este; Judea al norte; y el Océano Índico al sur.

Las obras maravillosas de Dios... Tales como la encarnación de Cristo; sus diversos milagros, predicación, muerte, resurrección y ascensión; y el designio de Dios de salvar al mundo por medio de él. De esta circunstancia podemos aprender que todas las personas enumeradas anteriormente eran judíos o prosélitos; y que probablemente no había ninguno que pudiera ser, estrictamente hablando, llamado pagano entre ellos. A primera vista puede parecer extraño que se encuentren judíos en tantos países diferentes, algunos de los cuales estaban muy alejados de los demás; pero hay un pasaje en la Embajada de Filón a Cayo que arroja considerable luz sobre el tema. En una carta enviada a Cayo por el rey Agripa, habla de la ciudad santa de Jerusalén, no sólo como la metrópoli de Judea, sino de muchas otras regiones, debido a las colonias que en diferentes épocas salieron de Judea, no sólo a los países vecinos, como Egipto, Fenicia, Siria y Coelosiria, sino también a los más remotos, como Panfilia, Cilicia y las principales partes de Asia hasta Bitinia, y las partes más interiores del Ponto; también en las regiones de Europa, Tesalia, Beocia, Macedonia, Etolia, Ática, Argos, Corinto y las principales partes del Peloponeso. No sólo los continentes y las provincias (dice él) están llenos de colonias judías, sino también las islas más célebres, Eubea, Chipre y Creta, sin mencionar los países más allá del Éufrates. Todos ellos (exceptuando una pequeña parte de Babilonia y algunas otras praefecturas, que poseen territorios fértiles) están habitados por judíos. No sólo mi ciudad natal suplica tu clemencia, sino también otras ciudades, situadas en diferentes partes del mundo, Asia, Europa, África; tanto islas, costas marítimas, como países interiores." Ópera PHILONIS, edit. Mangey, vol. ii. p. 587.

Es digno de mención que casi todos los lugares y provincias mencionados por San Lucas se mencionan también en esta carta del rey Agripa. Estos, siendo todos judíos o prosélitos, podían entender en cierta medida las maravillosas obras de Dios, de las que los simples paganos no podían formarse ninguna idea. Se ordenó sabiamente que el descenso milagroso del Espíritu Santo tuviera lugar en este momento, cuando tantos de varias naciones estaban presentes para dar testimonio de lo que se hacía, y para ser ellos mismos sujetos de su poderosa obra. Estos, al regresar a sus respectivos países, proclamarían naturalmente las cosas que vieron y oyeron; y de este modo se aclaró el camino de los apóstoles; y así el cristianismo hizo un rápido progreso en todas aquellas partes en muy poco tiempo después de la resurrección de nuestro Señor.

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