Verso Juan 5:8Levántate, toma tu cama y camina... Jesús habla aquí como Dios. No habla en otro nombre que en el suyo propio, y con una autoridad que sólo pertenece a Dios. ¿Y cuál es la consecuencia? El hombre se recuperó inmediatamente; y este repentino restablecimiento de la salud y la fuerza fue una prueba incontestable de la omnipotencia de Cristo. Se ha observado que nuestro Señor, después de haber realizado un milagro, acostumbraba a relacionar con él alguna circunstancia que atestiguara su verdad. Después del milagro de los cinco panes, ordenó que se recogieran los fragmentos, que eran más numerosos que los propios panes, aunque se había alimentado a varios miles de personas. Cuando convirtió el agua en vino, ordenó que se llevara primero un poco al mayordomo del banquete, para que lo probara y diera testimonio de su autenticidad y excelencia. Cuando curó a los leprosos, les ordenó que se presentaran ante los sacerdotes, a quienes correspondía juzgar la curación. Así que aquí, juzgó necesario, después de haber curado a este hombre enfermo, ordenarle no sólo que se levantara, sino que tomara su cama y caminara, lo cual atestiguaba suficientemente el milagro que había realizado. La obra de Dios se conoce siempre por su excelencia y sus buenos efectos.

La cama de un pobre hindú rara vez es otra cosa que una simple estera, o una tela tan gruesa como una colcha. Todos los días se ven hombres cargando esas camas en las carreteras.

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