Versículo 32. Moisés no os dio ese pan del cielo... Nuestro Señor refuta el argumento de los judíos, demostrando:

1. Que no fue Moisés, sino Dios, quien dio el maná.

2. Que este pan no era el verdadero pan, sino que era simplemente un tipo de él.

3. Que Dios les había dado ahora un pan infinitamente más excelente.

4. Que él mismo es ese alimento celestial del que hablaba, y que fue tipificado por el maná en el desierto.

Para demostrar que él mismo era el verdadero pan del cielo, demuestra dos cosas:

1. Que su doctrina era el verdadero alimento del alma, y que los que iban a recibir las bendiciones prometidas en ella debían acudir a Dios por la fe.

2. Que daría su cuerpo para la vida del mundo: que como el pan es el bastón que sostiene la vida natural del hombre, así la salvación procurada por su muerte sería aquella por la cual los cuerpos y las almas de los creyentes serían preservados para la vida eterna.

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