Verso Levítico 15:31Así separaréis a los hijos de Israel de su impureza. Mediante esta separación, la causa se hizo menos frecuente, y se impidió que el contagio, si existía, se propagara. Así, se construyen casas para la peste y para la fiebre con el propósito de separar a los infectados de los sanos; y así se disminuye el contagio y se impide su difusión.

Para que no mueran.  Para que la vida pueda ser prolongada por estos cuidados prudenciales; y para que aquel que es moral y legalmente impuro, no se atreva a entrar en el tabernáculo de Dios hasta que esté purificado, no sea que provoque que la justicia divina lo consuma, mientras intenta adorar con una mente contaminada y manos impuras.

1. ¡Cuán poco prometedor y prohibitivo es este capítulo a primera vista, y, sin embargo, qué lleno de reglamentos sabios, humanos y morales, que manifiestan a la vez la sabiduría y la bondad del gran Legislador! Cada palabra de Dios es pura en sí misma y de gran importancia para nosotros. El que no pueda obtener instrucción del capítulo que tiene ante sí, y ser conducido por una consideración adecuada de su contenido a adorar la sabiduría y la bondad de Dios, debe tener una mente muy estúpida o muy viciada.

2. En todas estas ordenanzas podemos ver claramente que Dios tiene continuamente en vista la pureza del corazón: para que el alma sea santa, corta las ocasiones de pecado; y para que los hombres se vean obligados a mantenerse dentro de los límites debidos, y a poseer sus vasos en santificación y honor, les cierra el camino con zarzas y espinas, y hace que la transgresión sea dolorosa, vergonzosa y costosa.

3. La gracia preventiva no es menos necesaria que la que salva y preserva. Estos tres capítulos, evitados y descuidados por la mayoría, contienen lecciones de instrucción para todos; y aunque muchas de las cosas contenidas en ellos pertenecen exclusivamente al pueblo judío en cuanto a la letra, sin embargo, en su espíritu y diseño de gracia forman parte de aquellas cosas reveladas que son para nosotros y para nuestros hijos; y aunque no pueden ser objeto de instrucción oral pública, sin embargo, es muy necesario conocerlas, y de ahí la ventaja de leer las Escrituras en orden regular en privado. Que leamos para entender y practiquemos lo que sabemos, para que, siendo sabios para la salvación, caminemos como hijos de la luz y del día, en los que no habrá ocasión de tropiezo.

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