(17) Porque mejor [es], si así es la voluntad de Dios, que sufráis por hacer el bien, que por el mal.

(17) Una razón que se basa en dos reglas generales del cristianismo, que sin embargo no todos los hombres permiten. El primero es, si hemos de sufrir aflicciones, es mejor sufrir injustamente que legítimamente: el otro es este, porque estamos afligidos no por accidente, sino por la voluntad de nuestro Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad