Pero no permito que una mujer enseñe, (8) ni que usurpe autoridad sobre el hombre, sino que esté en silencio.

(8) El primer argumento, por qué no es lícito que las mujeres enseñen en la congregación, porque de este modo se colocarían por encima de los hombres, porque serían sus amos: y esto va en contra de la ordenanza de Dios.

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