(17) Te mando delante de Dios, del Señor Jesucristo y de los ángeles elegidos, que guardes estas cosas sin preferir uno antes que otro, sin hacer nada por parcialidad.

(17) La cuarta regla: que se use la sinceridad sin ningún prejuicio o respeto de las personas en los procedimientos eclesiásticos (especialmente contra los ancianos), porque Dios mismo está presente allí, y el Señor Jesucristo con una multitud de ángeles.

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