Y el SEÑOR envió a Natán a David. Y acercándose a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad; el uno rico y el otro pobre.

(a) Debido a que David yacía ahora ahogado en el pecado, la misericordia amorosa de Dios, que no permite que los suyos perezcan, despierta su conciencia con esta historia y lo lleva al arrepentimiento.

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