El Señor envió a Natán a David. Cuando los medios ordinarios no despertaron a David al arrepentimiento, Dios tomó un camino extraordinario. Así, el Señor misericordioso se compadece y previene de aquel que tan horriblemente había abandonado a Dios. Dijo que prudentemente introduce su reprensión con una parábola, a la manera de las naciones orientales, para sorprender a David y hacer que sin darse cuenta dicte sentencia contra sí mismo.

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