Oh Señor, a ti [es] la justicia, pero a nosotros la confusión de rostros, como en este día; a los varones de Judá y a los habitantes de Jerusalén, y a todo Israel, cerca y lejos, por todos los países adonde los arrojaste, a causa de su transgresión que cometieron. contra ti.

(f) Demuestra que siempre que Dios castiga, lo hace por una causa justa: y así los piadosos nunca lo acusan de rigor como lo hacen los malvados, sino que reconocen que en sí mismos hay una causa justa por la que debería tratarlos así.

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