Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se inclinaron y reverenciaron a Amán, porque así lo había mandado el rey acerca de él. Pero Mardoqueo (a) no se inclinó, ni [él] mostró reverencia.

(a) La costumbre de los persas era arrodillarse y reverenciar a sus reyes, y a los que él ungió en la autoridad principal, lo que Mardoqueo no haría con este hombre ambicioso y orgulloso.

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