(5) Para que pueda (i) conocerlo a él, y el poder de su resurrección, y la (6) comunión de sus sufrimientos, siendo conforme a su muerte;

(5) Este es el fin de la justicia por la fe para con nosotros, para que por el poder de su resurrección podamos escapar de la muerte.

(i) Para que realmente pueda sentirlo y tener una experiencia de él. (6) El camino a esa salvación eterna es seguir los pasos de Cristo mediante aflicciones y persecuciones, hasta que lleguemos a Cristo mismo, que es nuestra meta a la que apuntamos, y recibamos esa recompensa a la que Dios nos llama en él. Y el apóstol pone estos verdaderos ejercicios de piedad en contra de esas vanas ceremonias de la Ley, en las que los falsos apóstoles ponen la suma de la piedad.

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