(6) Y vinieron allí [algunos] judíos de Antioquía e Iconio, que persuadieron al pueblo y, después de apedrear a Pablo, lo sacaron de la ciudad, pensando que estaba muerto.

(6) El diablo, cuando se le lleva a su última oportunidad, al fin se enfurece abiertamente, pero en vano, incluso en ese momento en que parece tener la ventaja.

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