(4) Y he aquí, dos de ellos fueron ese mismo día a una aldea llamada Emaús, que era de Jerusalén [como] sesenta estadios.

(4) La resurrección es probada por otros dos testigos que la vieron, y todas las circunstancias que la rodearon declaran que no fue un evento falsificado pensado a propósito en sus propias mentes.

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