(10) Por lo cual (i) Dios también (k) los entregó a la inmundicia por las concupiscencias de su propio corazón, para deshonrar sus propios cuerpos entre ellos:

(10) La injusticia de los hombres la expone primero en esto, que siguiendo sus concupiscencias, aun contra la naturaleza, se contaminaron unos con otros, por el justo juicio de Dios.

(i) El desprecio de la religión es la fuente de todos los males.

(k) Como juez justo.

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