Pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi (c) mente y me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

(c) La ley de la mente en este lugar no debe entenderse como una referencia a la mente como es naturalmente, y como nuestra mente es desde nuestro nacimiento, sino a la mente que es renovada por el Espíritu de Dios.

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