REFLEXIONES

Qué alivio es para el hijo de Dios, en medio de todos los anticristos, y falsos profetas y maestros, que la dispensación de los últimos días ha de producir, que Jesús haya dicho, aunque si fuera posible, engañarían a los mismos elegidos; sin embargo, esta seguridad confirma su seguridad en Jesús, no lo harán. ¿Adónde, sino por esto, podría un creyente ser arrojado, con todo viento de doctrina y la astuta astucia de los hombres, con la cual acechan para engañar? ¡Bendito Dios Espíritu! ¡Sé eternamente alabado, amado y adorado por lo que has enseñado a la Iglesia en este precioso Capítulo! Aquí de ti, tu pueblo regenerado aprende, que el conocimiento de que Cristo ha venido en carne, habiendo proclamado la redención en su sangre, y regenerando las almas de sus redimidos, por su Espíritu Santo; se convierte en una seguridad infalible,

¡Señor! deja saber a tus hijos, y especialmente a tus pequeños, que hemos vencido a todos los enemigos de nuestra salvación en nuestro nuevo nacimiento. Mayor es el que está en nosotros, que todo lo que hay en el mundo. Y ¡oh! para que el Señor derrame su amor en nuestros corazones, para que amemos al que nos amó primero. Y concede, Dios misericordioso, que en tu fuerza tengamos confianza, esperando ese gran día de nuestro Dios, que cuando él aparezca, quien es nuestra vida, nuestra porción, nuestra justicia y completa justificación; podemos confiar y no avergonzarnos ante él en su venida. ¡Porque como él es, así somos nosotros en este mundo!

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