(24) Pero se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Por dónde se fue de mí el Espíritu del SEÑOR para hablarte? (25) Y Micaías dijo: He aquí tú lo verás en aquel día, cuando entrarás en un aposento interior para esconderte.

¡En todas las épocas, los falsos profetas han sido los enemigos más acérrimos de los fieles siervos de Dios!

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