No puedo dejar de señalar de nuevo, si acaso lo he mencionado antes, que entre las cosas preciosas de las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento, no son las menos importantes las que representan al Espíritu Santo como sombra, en muchas ocasiones, de los contornos de la Biblia. Jesús. 

Cuando vemos a los profetas, sacerdotes y siervos del Señor dibujando, en tipo y sombra, algunos de los caracteres de nuestro Señor, aunque sea muy débilmente; ¿No sirve para enseñarte, lector, (bendigo al Señor si me hace) la gracia del Espíritu Santo? 

¿No parecía el Espíritu bendito insinuar con este plan, que él siempre se deleitaba en glorificar al Señor Jesús? Y como tal, como para mantener en la mente de su pueblo, la venida del Hijo de Dios, hizo que sus siervos ¿Realizar ocasionalmente tales actos de beneficencia y misericordia, como el mismo Señor Jesús debería mostrar más plenamente en lo sucesivo, cuando llegara el momento de su tabernáculo entre nosotros? 

De ahí la alimentación; con unos pocos panes, un centenar de hombres, estaba una hermosa representación de él, quien no solo haría que los panes y los peces se multiplicaran bajo su mano omnipotente, para el suministro de los cuerpos de los hambrientos; sino que él mismo sería el sustento eterno de su pueblo, como el pan vivo de sus almas, para siempre. ¡Señor! Yo diría; ¡Danos cada vez más este pan! Joh_6: 5-14; Joh_6: 32-58.

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