(8) Cuando llegaron a la gran piedra que está en Gabaón, Amasa fue delante de ellos. Y se ciñó el manto de Joab que se había puesto, y sobre él un cinto de espada ceñido sobre sus lomos en su vaina; y al salir, se cayó. (9) Y Joab dijo a Amasa: ¿Estás bien, hermano mío? Y Joab tomó a Amasa de la barba con la mano derecha para besarlo. (10) Pero Amasa no hizo caso de la espada que estaba en la mano de Joab; así que lo hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas en tierra, y no volvió a golpearlo; y él murió. Entonces Joab y Abisai su hermano persiguieron a Seba hijo de Bicri.

Joab, evidentemente, era un hombre de sangre, un hombre de pasión incontrolada y lleno de resentimiento vengativo; sin embargo, ciertamente fue un instrumento muy exitoso para el bien de David.

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