(7) Y el rey, levantándose del banquete del vino en su ira, entró en el jardín del palacio; y se levantó Amán para pedir por su vida a la reina Ester; porque vio que el rey había decidido contra él el mal. (8) Entonces el rey volvió del jardín del palacio al lugar del banquete del vino; y Amán cayó sobre la cama donde estaba Ester. Entonces dijo el rey: ¿Forzará a la reina también delante de mí a entrar en la casa? Cuando la palabra salió de la boca del rey, cubrieron el rostro de Amán.

No se sabe lo que pasó por la mente del rey; pero pareciera que regresó con más ira, y la situación de Amán, caído ante Ester a modo de súplica, tendía pero a inflamar más su pasión. Todo fue dispuesto amablemente por la providencia del Señor, para apresurar la ruina de Amán. ¡He aquí, lector! con qué sabiduría y seguridad ordena el Señor todas las cosas para el cumplimiento de los sagrados propósitos de su voluntad.

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