Pero la palabra de Dios crecía y se multiplicaba. (25) Y Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalén, cuando habían cumplido su ministerio, y se llevaron consigo a Juan, cuyo sobrenombre era Marcos.

Qué dulce alivio para la mente de la lectura del relato anterior, en la terrible muerte del reprobado, es la relación que aquí se hace, del progreso y la bienaventuranza de la Iglesia. ¡Sí! ¡Tú, Jesús querido! tu Iglesia debe permanecer: ¡y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella!

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