Jeremías no escatimó esfuerzos y no pensó en sus problemas para seguir las comisiones del Señor. El Éufrates no estaba a poca distancia de Jerusalén; pero, sin embargo, encontramos que el Profeta fue tanto para llevar el cinto allí como para volver a buscarlo. Algunos han pensado, sin embargo, que se trataba más bien de una visión.

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