REFLEXIONES

¡Mi alma! aprenda nuevamente aquí, en la historia de Israel, cuánto en todas las edades la iglesia de Dios es igual, y cuán uniformemente el Señor está entrenando a su pueblo para sí mismo. Dios deja a su pueblo en medio de sus enemigos, para probarlos y probarlos. Como piedras pulidas, para su templo, se preparan durante mucho tiempo, y todo el plan de sus procedimientos hacia ellos es misericordia y bondad. Pero ¡oh! cuán precioso es ver, en la historia de Israel, cómo todo apuntaba al Señor Jesús.

Llevado, como lo fue el pueblo, por el pecado y la rebelión, a un estado de esclavitud repetida, Dios levantó a varios jueces como sus libertadores. Pero, ¿qué son Otoniel, Aod y Samgar, comparados con el que libra a su pueblo de la ira venidera, y cuya liberación es eterna? Mira, alma mía, a Jesús, cuando las corrupciones de adentro, o los enemigos de afuera, te traigan nuevamente a la esclavitud; y en el clamor de angustia y dolor al Señor, oh por fe para contemplar a Jesús, el enviado y sellado del Padre, para expulsar a tus enemigos de delante de ti, y hacerte más que vencedor por medio de aquel que te ama.

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