REFLEXIONES

¡Mira, alma mía! tu Señor, tomado de la cárcel y del juicio. ¿Y quién contará sus generaciones? He aquí a Pilato, Herodes, los sumos sacerdotes y los escribas, sí, toda la multitud, todos involucrados en el acto inmundo de la crucifixión de Cristo. ¿Y no había nadie al lado? ¡Piensa, alma mía! cuánto tus pecados, tanto en la transgresión original como en la real de tu naturaleza de Adán, se agregaron al vasto relato. ¡Oh! por gracia, para que en un sentido consciente de mis propios pecados, en esta ocasión solemne, pueda mirar a Aquel a quien he traspasado, y llorar, como quien llora por su único hijo; y sé en amargura, como quien está en amargura por su primogénito.

¡Precioso Jesús! Permíteme conectarme con la solemne vista de tus inigualables sufrimientos, que me has hecho la paz con la sangre de tu cruz y que por tus llagas soy curado. Y desde la cruz, permíteme verte proclamando la paz a todo tu pueblo y eliminando todo el pecado con el sacrificio de ti mismo. ¡Sí! ¡Tú, Señor Todopoderoso! verdaderamente, en el caso del ladrón moribundo, has mostrado la eficacia soberana de tu salvación consumada.

Aquí los pecadores pobres, desesperados, condenados a sí mismos y condenados a sí mismos, encontrarán el más dulce aliento. Y si Jesús, en los días de su carne, ofreció gran llanto y lágrimas, y fue escuchado en lo que temía, ¿no tendrá compasión de los ignorantes y de los que están fuera del camino, ya que él mismo fue rodeado de esa manera? con debilidad?

¡Señor! Me colocaría a la puerta del sepulcro. Como María, esperaría con humilde dolor hasta que mi Salvador resucitado y triunfante me hablara, como el Señor lo hizo con esa pobre mujer. ¡Oh! por gracia, para tener las primeras visiones de Jesús, las primeras muestras de amor como ella tuvo de los judíos, para que yo pudiera apresurarme con la misma tierna comisión, y contar a los hermanos de Jesús las gloriosas nuevas de la resurrección. ¡Señor! dame el fervor seguro, en una resurrección de gracia, para ese gran día de mi Dios, cuando todos sus redimidos participarán en una resurrección para gloria.

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