REFLEXIONES

MI alma, ¿contemplas en este Capítulo a los falsos maestros aquí descritos? Reflexionad bien sobre la atrocidad de tales personajes, que para agradar a los hombres y encontrar el favor de los grandes, ponen sus redes en las Mizpas y Tabores de la hora actual, para acosar y afligir al pueblo de Dios. Lo que sea que Oseas supiera de esto en su día, no podría saber más de lo que ofrece el tiempo presente, de tales engañadores y anticristos.

Seguramente nunca hubo un período de la Iglesia en el que en lo que se llama la Iglesia misma, se sabe tan poco, y se proclama tan poco, de la persona, obra, oficio y carácter del Señor Jesucristo. El Señor Cristo, si es que se habla de él, es en su mayor parte mencionado por tales hombres, no como Él realmente es, la totalidad y sustancia de la Biblia, la totalidad de las ordenanzas; y de medios de gracia; pero visto sólo en el fondo del tema, y ​​mencionado con cautela, y recomendado con cautela a la gente.

¡Lector! Observen los celos del Señor, les suplico, en este capítulo, y fíjense bien. ¡Oh! por la gracia de hacer de Cristo lo que Dios Padre hace de él: la totalidad, sustancialmente, de toda la alianza; sí, el mismo pacto. Jesús es el primero y el último; el autor y el finalizador; objeto, medio y fin de todo lo que concierne a la salvación. Si buscamos el perdón, ¿dónde lo buscaremos sino en Cristo? Si por la paz, Él, y solo Él es nuestra paz, cuando el Asirio suba a nuestra tierra.

¿Necesitamos una promesa? Jesús es la suma de todo, sí, él mismo es la promesa. Él es la totalidad de la ley; la sustancia de todos los tipos y sombras; el cuerpo de todas las profecías: de él dan testimonio todos los profetas. ¡Mi alma! Procura sacar provecho de toda Escritura al descubrir a Jesús en esa Escritura; porque, hasta que encuentres a Aquel a quien todas las Escrituras dan testimonio, y de quien todas las Escrituras dan testimonio; todavía no sabes nada, como debes saber. ¡Bendito Señor! concédelo, tanto al Escritor como al Lector, si es tu bendita voluntad, que podamos conocerte, a quien conocer verdaderamente es la vida eterna. Amén.

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