Los labios de los sabios difunden conocimiento, pero el corazón de los necios no lo hace así. El sacrificio de los impíos es abominación al SEÑOR, pero la oración de los rectos es su deleite. El camino de los impíos es abominación a Jehová, Mas él ama al que sigue la justicia. La corrección es penosa para el que abandona el camino, y el que aborrece la reprensión morirá. Infierno y destrucción están delante de Jehová: ¿cuánto más entonces el corazón de los hijos de los hombres? El escarnecedor no ama al que le reprende, Ni se acercará al sabio. Un corazón alegre alegra el rostro, pero por la tristeza del corazón se quebranta el espíritu.

Debo comprender que la alegría de la que se habla aquí significa la verdadera alegría del alma, que surge de la conciencia de estar en paz con Dios. No puede haber alegría, ningún consuelo real mientras el alma está enemistada con Dios por obras inicuas. Salomón ha expresado su sentido de este pasaje, lo comprendo, en otro, donde dice: Ve, come tu pan con alegría y bebe tu vino con un corazón alegre, porque Dios ahora acepta tus obras.

¡Sí! un alma aceptada en Jesús, puede en verdad tanto comer como beber el pan común y el agua, para el sustento del cuerpo, con alegría, y el pan y el vino sagrados, en señal de comunión con Jesús, para la salud del alma, con deleite, cuando se le traiga cerca de la sangre de la cruz! Aquí hay una base sólida para el gozo más sincero y para hacer que el semblante esté siempre alegre. Eclesiastés 9:7 .

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