¿Qué, hijo mío? y que, el hijo de mi vientre? y que, el hijo de mis votos? No des a las mujeres tu fuerza, ni tus caminos a lo que destruye a los reyes. No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino; ni para los príncipes sidra, para que no beban y se olviden de la ley, y perviertan el juicio de los afligidos. Dad bebida fuerte al que está a punto de perecer, y vino a los de corazón abatido. Que beba, se olvide de su pobreza y no se acuerde más de su miseria.

¿Qué es la bebida fuerte a la que se alude aquí, sino el rico vino del evangelio? La fiesta del tuétano y del vino sobre las lías que el Señor de los ejércitos ha hecho para todos los pueblos en el monte de la casa del Señor.

Si el lector quiere ver tanto la plenitud como la gordura de esta fiesta, lo remito al relato de la misma, Isaías 25:6 .

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