Podemos formarnos una idea de un pobre juglar cautivo, colgando su arpa como inútil, mediante la representación del estado mucho más deplorable de un alma esclavizada, llevada cautiva por el enemigo o caído en un estado de muerte e indiferencia para cosas divinas. Los placeres de las criaturas, es más, incluso las ordenanzas, sin Jesús, son insípidas y sin vida. Donde no está Jesús, no sirve de nada el arpa; y donde está, hay melodía en el alma sin arpa.

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