Habiendo establecido así el Profeta el derecho legítimo del Mediador, como Señor de todo, en virtud tanto de la creación como de la redención, al dominio universal, aquí mira por encima de la tierra a los cielos, y contempla la iglesia evangélica, representada por el monte santo de Sion, él hace la pregunta, ¿Quién es el hombre que será hallado digno de tener comunión aquí con Dios, y el gozo eterno de él en el más allá? Lector, haga una pausa sobre la pregunta. Es solemne; y cuando lo haya meditado debidamente, continúe y preste atención a la respuesta que el Espíritu Santo ha dado en lo que sigue:

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