• Deuteronomio 29:19

    y que al oír las palabras de este compromiso solemne, se bendiga a sí mismo en su corazón, diciendo: ‘Yo tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón’, de modo que arrase la tierra regada junto con la sedienta.

  • Deuteronomio 29:20

    “El SEÑOR no estará dispuesto a perdonarlo sino que subirán entonces cual humo el furor y el celo del SEÑOR contra ese hombre, y sobre él se asentarán todas las imprecaciones escritas en este libro. El SEÑOR borrará su nombre de debajo del cielo.

  • Deuteronomio 29:21

    Él lo apartará para mal de entre todas las tribus de Israel, conforme a todas las imprecaciones del pacto escritas en este libro de la ley.

  • Deuteronomio 29:22

    “La generación futura, sus hijos que se levantarán después de ustedes y el extranjero que vendrá de tierras lejanas, cuando vean las plagas de aquella tierra y las enfermedades que el SEÑOR habrá hecho brotar en ella, dirán:

  • Deuteronomio 29:23

    ‘Toda su tierra está quemada con azufre y sal. No puede ser sembrada ni producirá; y en ella no crecerá ninguna planta, como cuando fueron trastornadas Sodoma, Gomorra, Adma y Zeboím, las cuales el SEÑOR destruyó en su ira y su furor’.

  • Deuteronomio 29:24

    Y todas las naciones preguntarán: ‘¿Por qué ha hecho así el SEÑOR a esta tierra? ¿Por qué razón se ha encendido este gran furor?’.

  • Deuteronomio 29:25

    Entonces les responderán: ‘Porque abandonaron el pacto del SEÑOR, Dios de sus padres, que él hizo con ellos cuando los sacó de la tierra de Egipto.

  • Deuteronomio 29:26

    Ellos fueron a rendir culto a otros dioses; se postraron ante ellos, dioses que no habían conocido y que él no les había asignado.

  • Deuteronomio 29:27

    Por eso se encendió el furor del SEÑOR contra esta tierra, para traer sobre ella toda maldición escrita en este libro.

  • Deuteronomio 29:28

    El SEÑOR los desarraigó de su suelo con furor, con ira y con gran indignación, y los echó a otra tierra, como hoy’.

  • Deuteronomio 29:29

    “Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley.

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