• Eclesiastés 2:12

    Después yo volví a considerar la sabiduría, la locura y la necedad. Pues, ¿qué añadirá el hombre que suceda al rey a lo que este ya hizo?.

  • Eclesiastés 2:13

    Yo vi que la sabiduría tiene ventaja sobre la necedad, como la ventaja que la luz tiene sobre las tinieblas.

  • Eclesiastés 2:14

    El sabio tiene sus ojos en su cabeza, pero el necio anda en tinieblas. También yo entendí que lo mismo acontecerá a todos ellos.

  • Eclesiastés 2:15

    Entonces dije en mi corazón: “Lo mismo que le acontecerá al necio me acontecerá también a mí. ¿Para qué, pues, me he hecho más sabio?”. Y dije en mi corazón que también esto era vanidad.

  • Eclesiastés 2:16

    Porque ni del sabio ni del necio habrá perpetua memoria, puesto que en los días venideros ya habrá sido olvidado todo. ¡Y cómo muere el sabio junto con el necio!

  • Eclesiastés 2:17

    Entonces aborrecí la vida porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; pues todo es vanidad y aflicción de espíritu.

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