• Hechos 27:6

    El centurión encontró allí una nave alejandrina que navegaba a Italia, y nos embarcó en ella.

  • Hechos 27:7

    Navegando muchos días despacio, y habiendo llegado a duras penas frente a Gnido, porque el viento nos impedía, navegamos a sotavento de Creta frente a Salmón.

  • Hechos 27:8

    Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.

  • Hechos 27:9

    Puesto que había transcurrido mucho tiempo y se hacía peligrosa la navegación, porque también el Ayuno ya había pasado, Pablo les amonestaba

  • Hechos 27:10

    diciendo: — Hombres, veo que la navegación ha de realizarse con daño y mucha pérdida, no solo de la carga y de la nave, sino también de nuestras vidas.

  • Hechos 27:11

    Pero el centurión fue persuadido más por el piloto y el capitán del barco, y no por lo que Pablo decía.

  • Hechos 27:12

    Ya que el puerto era incómodo para pasar el invierno, la mayoría acordó zarpar de allí, por si de alguna manera pudieran arribar a Fenice, un puerto de Creta que mira al suroeste y al noroeste, para invernar allí.

  • Hechos 27:13

    Como sopló una brisa del sur y les pareció que ya habían logrado lo que deseaban, izaron velas e iban costeando a Creta muy de cerca.

  • Hechos 27:14

    Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado que se llama Euraquilón.

  • Hechos 27:15

    Como la nave era arrebatada y no podía poner proa al viento, nos abandonamos a él y éramos llevados a la deriva.

  • Hechos 27:16

    Navegamos a sotavento de una pequeña isla que se llama Cauda, y apenas pudimos retener el esquife.

  • Hechos 27:17

    Y después de subirlo a bordo, se valían de refuerzos para ceñir la nave. Pero temiendo encallar en la Sirte, bajaron velas y se dejaban llevar así.

  • Hechos 27:18

    Al día siguiente, mientras éramos sacudidos por una furiosa tempestad, comenzaron a aligerar la carga;

  • Hechos 27:19

    y al tercer día, con sus propias manos arrojaron los aparejos del barco.

  • Hechos 27:20

    Como no aparecían ni el sol ni las estrellas por muchos días y nos sobrevenía una tempestad no pequeña, íbamos perdiendo ya toda esperanza de salvarnos.

  • Hechos 27:21

    Entonces, como hacía mucho que no comíamos, Pablo se puso de pie en medio de ellos y dijo: — Oh señores, debían haberme escuchado y no haber partido de Creta, para evitar este daño y pérdida.

  • Hechos 27:22

    Pero ahora les insto a tener buen ánimo, pues no se perderá la vida de ninguno de ustedes, sino solamente la nave.

  • Hechos 27:23

    Porque esta noche estuvo conmigo un ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo,

  • Hechos 27:24

    y me dijo: “No temas, Pablo. Es necesario que comparezcas ante el César, y he aquí Dios te ha concedido todos los que navegan contigo”.

  • Hechos 27:25

    Por tanto, señores, tengan buen ánimo, porque yo confío en Dios que será así como me ha dicho.

  • Hechos 27:26

    Pero es necesario que demos en alguna isla.

  • Hechos 27:27

    Cuando llegó la decimocuarta noche, y siendo nosotros llevados a la deriva a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que se acercaban a alguna tierra.

  • Hechos 27:28

    Echaron la sonda y hallaron cuarenta metros. Pasando un poco más adelante, volvieron a echar la sonda y hallaron treinta metros.

  • Hechos 27:29

    Temiendo dar en escollos, echaron las cuatro anclas de la popa y ansiaban el amanecer.

  • Hechos 27:30

    Como los marineros procuraban huir de la nave, y echaron el esquife al mar simulando que iban a largar las anclas de la proa,

  • Hechos 27:31

    Pablo dijo al centurión y a los soldados: — Si estos no quedan en la nave, ustedes no podrán salvarse.

  • Hechos 27:32

    Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y dejaron que se perdiera.

  • Hechos 27:33

    Cuando comenzó a amanecer, Pablo animaba a todos a comer algo, diciendo: — Este es el decimocuarto día que velan y siguen en ayunas sin comer nada.

  • Hechos 27:34

    Por tanto, les ruego que coman algo, pues esto es para su salud; porque no perecerá ni un cabello de la cabeza de ninguno de ustedes.

  • Hechos 27:35

    Habiendo dicho esto, tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos y partiéndolo comenzó a comer.

  • Hechos 27:36

    Y cuando todos recobraron mejor ánimo, comieron ellos también.

  • Hechos 27:37

    Éramos en total doscientas setenta y seis personas en la nave.

  • Hechos 27:38

    Luego, satisfechos de la comida, aligeraban la nave echando el trigo al mar.

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