• Jueces 16:21

    Entonces los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Y lo ataron con cadenas de bronce, para que moliera en la cárcel.

  • Jueces 16:22

    Sin embargo, después que fue rapado, el cabello de su cabeza comenzó a crecer.

  • Jueces 16:23

    Entonces los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios y para regocijarse. Y decían: — ¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a Sansón, nuestro enemigo!

  • Jueces 16:24

    Al verlo el pueblo, alabó a su dios diciendo: — ¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a nuestro enemigo, al destructor de nuestra tierra, que había matado a muchos de los nuestros!

  • Jueces 16:25

    Y aconteció que cuando el corazón de ellos estaba alegre, dijeron: — Llamen a Sansón para que nos sirva de espectáculo. Llamaron a Sansón de la cárcel, y servía de espectáculo delante de ellos. Lo pusieron entre las columnas.

  • Jueces 16:26

    Y Sansón dijo al joven que lo guiaba de la mano: — Déjame palpar las columnas sobre las cuales descansa el edificio, para que me apoye en ellas.

  • Jueces 16:27

    El edificio estaba lleno de hombres y mujeres. Todos los jefes de los filisteos estaban allí, y en la azotea había como tres mil hombres y mujeres que estaban mirando el espectáculo de Sansón.

  • Jueces 16:28

    Entonces Sansón clamó al SEÑOR diciendo: — ¡SEÑOR Dios, por favor, acuérdate de mí! Dame, te ruego, fuerzas solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.

  • Jueces 16:29

    En seguida Sansón palpó las dos columnas de en medio, sobre las cuales descansaba el edificio; y se apoyó contra ellas, contra una con su mano derecha y contra la otra con su mano izquierda.

  • Jueces 16:30

    Y dijo Sansón: — ¡Muera yo con los filisteos! Entonces empujó con fuerza, y el edificio cayó sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba en él. Y fueron más los que mató al morir que los que había matado durante su vida.

  • Jueces 16:31

    Sus hermanos y toda la casa de su padre fueron y lo recogieron. Luego lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Él juzgó a Israel durante veinte años.

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