• Lamentaciones 2:11

    Se agotan mis ojos a causa de las lágrimas; mis entrañas hierven.Mi corazón se derrama por tierra a causa de la ruina de la hija de mi pueblo, mientras el niño pequeño y el que mama desfallecen en las calles de la ciudad.

  • Lamentaciones 2:12

    A sus madres dicen: “¿Dónde están el trigo y el vino?”, mientras desfallecen como heridos en las calles de la ciudad, mientras derraman sus vidas en el regazo de sus madres.

  • Lamentaciones 2:13

    ¿A qué te compararé?. ¿A qué te haré semejante, oh hija de Jerusalén? ¿A qué te haré igual a fin de consolarte, oh virgen hija de Sion? Porque grande como el mar es tu quebranto. ¿Quién te podrá sanar?

  • Lamentaciones 2:14

    Tus profetas vieron para ti visiones vanas y sin valor. No expusieron tu pecado para así evitar tu cautividad, sino que vieron para ti visiones proféticas vanas y engañosas.

  • Lamentaciones 2:15

    Aplaudían contra ti todos los que pasaban por el camino. Silbaban y sacudían su cabeza ante la hija de Jerusalén, diciendo: “¿Es esta la ciudad de la cual decían que era perfecta en hermosura, el gozo de toda la tierra?”.

  • Lamentaciones 2:16

    Abrían su boca contra ti todos tus enemigos. Silbaban y rechinaban los dientes diciendo: “¡La hemos destruido! Ciertamente este es el día que esperábamos; ¡lo hemos alcanzado, lo hemos visto!”.

  • Lamentaciones 2:17

    Ha hecho el SEÑOR lo que se había propuesto; ha ejecutado su palabra. Como lo había decretado desde tiempos antiguos, destruyó y no tuvo compasión. Ha hecho que el enemigo se alegre a causa de ti; ha enaltecido el poder de tus adversarios.

  • Lamentaciones 2:18

    Clama al Señor el corazón de ellos. Oh muralla de la hija de Sion, derrama lágrimas como arroyo de día y de noche. No te des tregua ni descansen las niñas de tus ojos.

  • Lamentaciones 2:19

    Levántate y da voces en la noche, en el comienzo de las vigilias. Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor. Levanta hacia él tus manos por la vida de tus pequeñitos, que han desfallecido por el hambre en las entradas de todas las calles.

  • Lamentaciones 2:20

    Mira, oh SEÑOR, y ve a quién has tratado así: ¿Acaso las mujeres habían de comer su propio fruto, a los pequeñitos de sus tiernos desvelos? ¿Acaso el sacerdote y el profeta habían de ser muertos en el santuario del Señor?

  • Lamentaciones 2:21

    Yacen por tierra en las calles los muchachos y los ancianos. Mis vírgenes y mis jóvenes han caído a espada. Mataste en el día de tu furor; degollaste y no tuviste compasión.

  • Lamentaciones 2:22

    Has convocado asamblea como en día de fiesta solemne; temores hay por todas partes. Y en el día del furor del SEÑOR no hubo quien escapara ni quien sobreviviera. A los que cuidé y crié, mi enemigo ha exterminado.

Continúa después de la publicidad