- 
                
                
Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido. Mira y ve nuestro oprobio.
             
                    - 
                
                
Nuestra heredad ha pasado a los extraños, nuestras casas a los extranjeros.
             
                    - 
                
                
Estamos huérfanos; no tenemos padre; nuestras madres han quedado viudas.
             
                    - 
                
                
Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña nos viene por precio.
             
                    - 
                
                
Sobre nuestros cuellos están los que nos persiguen. Nos fatigamos y para nosotros no hay reposo.
             
                    - 
                
                
Hacia Egipto extendimos las manos; y hacia Asiria, para saciarnos de pan.
             
                    - 
                
                
Nuestros padres pecaron y ya no están; nosotros cargamos con su castigo.
             
                    - 
                
                
Aun los esclavos se han enseñoreado de nosotros; no hubo quien nos librara de su mano.
             
                    - 
                
                
Con riesgo de nuestras vidas traemos nuestro pan, ante la espada del desierto.
             
                    - 
                
                
Nuestra piel se ha ennegrecido como un horno, a causa de los ardores del hambre.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad