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El hombre sagaz encubre su conocimiento, pero el corazón de los necios proclama la insensatez.
             
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La mano de los diligentes gobernará, pero la de los negligentes será tributaria.
             
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La congoja abate el corazón del hombre, pero la buena palabra lo alegra.
             
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El justo sirve de guía a su prójimo, pero la conducta de los impíos los hace errar.
             
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El negligente no alcanza presa, pero el hombre diligente obtendrá preciosa riqueza.
             
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En el camino de la justicia está la vida y en su senda no hay muerte. 
             
            
    
    
    
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