- 
                
                
Al músico principal. Salmo de David. En ti, oh SEÑOR, me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás. Líbrame en tu justicia.
             
                    - 
                
                
Inclina a mí tu oído; líbrame pronto. Sé tú mi roca fuerte, mi fortaleza para salvarme.
             
                    - 
                
                
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, por amor de tu nombre me guiarás y me encaminarás.
             
                    - 
                
                
Sácame de la red que han escondido para mí porque tú eres mi fortaleza.
             
                    - 
                
                
En tus manos encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad.
             
                    - 
                
                
Aborrezco a los que esperan en los ídolos vanos, pero yo en el SEÑOR he confiado.
             
                    - 
                
                
Me gozaré y alegraré en tu misericordia porque has visto mi aflicción. Has conocido mi alma en las angustias
             
                    - 
                
                
y no me entregaste en mano del enemigo. Hiciste que mis pies se posasen en lugar espacioso.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad