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No se apoderaron de la tierra por su espada ni su brazo los libró; sino tu diestra, tu brazo, y la luz de tu rostro; porque tú los favorecías.
             
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Tú, oh Dios, eres mi Rey; manda liberación a Jacob.
             
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Por medio de ti embestiremos a nuestros enemigos; en tu nombre pisotearemos a los que se nos oponen.
             
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No confiaré en mi arco, ni mi espada me librará;
             
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pues tú nos libras de nuestros enemigos y avergüenzas a los que nos aborrecen.
             
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En Dios nos gloriaremos todo el tiempo y alabaremos su nombre para siempre. Selah
             
            
    
    
    
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