- 
                
                
Cuando él los mira, los sabios mueren; contempla al necio y al torpe, y ellos perecen y dejan a otros sus riquezas.
             
                    - 
                
                
De los que llaman sus tierras con sus nombres, sus tumbas son sus casas para siempre, y sus moradas de generación en generación.
             
                    - 
                
                
Pero el hombre no permanecerá en sus riquezas; más bien, es semejante a los animales que perecen.
             
                    - 
                
                
Este camino suyo es necedad. No obstante, sus seguidores se complacen en sus dichos. Selah
             
                    - 
                
                
Como ovejas que fueron apartadas para el Seol, los pastorea la muerte; los rectos se enseñorearán de ellos. Al amanecer se desvanecerá su buen aspecto, y el Seol será su morada.
             
                    - 
                
                
Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol porque me llevará consigo. Selah
             
                    - 
                
                
No temas cuando alguno se enriquece, cuando aumenta la gloria de su casa.
             
                    - 
                
                
Porque al morir no llevará nada ni descenderá tras él su gloria.
             
                    - 
                
                
Aunque su alma lo bendiga mientras vive, y reconozcan que ella lo prospera,
             
                    - 
                
                
entrará en la generación de sus padres y nunca más verá la luz.
             
            
    
    
    
            Continúa después de la publicidad