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De los que llaman sus tierras con sus nombres, sus tumbas son sus casas para siempre, y sus moradas de generación en generación.
             
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Pero el hombre no permanecerá en sus riquezas; más bien, es semejante a los animales que perecen.
             
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Este camino suyo es necedad. No obstante, sus seguidores se complacen en sus dichos. Selah
             
            
    
    
    
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